BIENVENIDA/O

Asociación Ecos del Huallil - Caja de Ahorro y Crédito "Ecos del Huallil"
San Antonio, Cuchil, Sigsig, Azuay.

Diego Moscoso - Administrador del Blog
cac.ecosdelhuallil@gmail.com

5 oct 2009

LA MALETA DE MI PADRE

Autor: Efrén Ubaldo Moscoso.


Aquel día por la tarde entró al cuarto obscuro que por varios años fue el aposento de sus padres, cogió la llave que pendía de la viga de la casa y se propuso revisar la maleta vieja y descolorida que había dejado su padre, aquella caja traída desde Balzar en aquellos tiempos que trabajaba de jornalero en las bananeras, la compró allá para llenarle de cosas que luego entregaría a su esposa y a sus hij@s el mismo día que volvería a su casa; el día de regreso, emprendió su viaje desde el valle costanero hacia el páramo andino, primero en bus y luego a pie, con su maleta cargada en su hombro izquierdo caminaba por los senderos culebreros desde Cutchil hasta San Antonio, sintiendo el olor a pasto, a ciénega, a tierra húmeda, aroma conocido y familiar que le trasladaba a su casa, a su hogar, a su propia tierra que le vio nacer.
Sus hij@s se habían arreglado para aquel esperado encuentro, se lavaron la cara, se habían raspado los pies con un pedazo de teja o piedra pómez para sacar el sucio que se había acumulado por andar sin zapatos, estaban limpios e impecables, lo esperaban impacientes y sus corazones latían intensamente, miraban con asombro y curiosidad a lo lejos a un hombre con una casaca negra, era su padre que lentamente se acercaba para estrecharles y darles un abrazo, sí un abrazo fuerte que lo tenia guardado desde hace mucho tiempo, desde hace ocho meses que los dejó mientras dormían.
Los estrechó en sus brazos, los guambras con cierto recelo escondían la mirada, uno de ellos le apretó fuertemente la pierna como queriendo decir que no se vaya, mientras otro en silencio jugaba con el dedo índice con el cierre de la casaca de su padre…
La maleta traída con esmero desde el occidente fue vaciada completamente, cambio su contenido y paso a ser la que guardaría durante varios años, hasta los últimos días de su vida, “sus cosas”, confidencias, secretos y angustias; pasó por varios lugares hasta que por último le dio una ubicación definitiva sobre el troje que guardaba maíz, creo que lo puso allí por razones de seguridad y por estar a mano por si acaso lo necesitaba para sacar algún libro y leer los domingos por la tarde o cualquier día después de picotar a las vacas, mientras escuchaba noticias y los pasillos de la legendaria Radio Católica; su esposa hacía la merienda y sus hijos armaban tremendo alboroto en el patio.
Allí estaba la maleta, en el mismo lugar que hace doce años lo dejó su padre, para no herir la memoria de su padre, quiso primero pedir permiso para no ser inoportuno, así lo hizo; con cierto miedo tomó la llave, la introdujo sutilmente, alzó la tapa y sintió amargura, se dejó llevar por aquel olor a tabaco picado que siempre y con cautela su padre llevaba en una bolsa de tela, no aguantó más, sus ojos se humedecieron, una tras otra las lágrimas rodaron por sus mejillas, cayeron al suelo mojando las tablas del suelo empolvado, le temblaron las piernas, buscó apoyo con su brazo en el troje construido de tablas de eucalipto, se reincorporó y miró con asombro, pidió fuerzas para poder ver y revivir el pasado, allí estaban las cosas ordenadas desde el último día que probablemente su padre las miró, las rebuscó, cogió los documentos para su viaje final – para el ingreso al hospital de SOLCA- y volvió a cerrar.
Invadido por miles de ideas una tras otra iba observando las cosas que con estricto cuidado había dejado su padre y que daban fe de su amplía autoformación que para el medio era insuperable: allí estaban aquellos libros que fueron parte de su acervo cultural, principalmente la Biblia Latinoamericana, texto que curiosamente a más de utilizarlo constantemente en reflexiones durante las reuniones, lo había leído en su totalidad por tres veces; las “50 respuestas a los protestantes” escrito por el padre Eliécer Salesman y que hacía un resumen de las sectas más influyentes en el mundo; “El testigo” libro que revelaba las atrocidades y asesinatos cometidos en el gobierno de León Febres Cordero; “Secretos para triunfar en la vida” manual de relaciones humanas; “Las lecturas sabrosas” un libro con lecturas amenas; textos de cursos bautismales, libreta de apuntes con su filos arrugados, compañera de viaje a los cursos y talleres durante su formación; escrituras de los terrenos; cartas polvorientas, una billetera negra en cuyo interior había un pucho de tabaco que había olvidado, la rasuradora con varios gilletes viejos que lo utilizaba los domingos para hacerles la barba y cortar el pelo a todos los vecinos….en fin, todo estaba allí, ordenados pero casi olvidados.
Con afán y cierta nostalgia leía y releía intentando encontrar algo que revele algo que no había conocido; amarillentas y casi rotas encontró cartas que le llamaron la atención, la una escrita desde Madrid con fecha 29 de junio de 1979, por su amigo Pepe Guashima, en la cual, luego de manifestarle su gran afecto explicaba el crecimiento económico del continente europeo en contraste con la pobreza de nuestro país, además de manifestarle el agradecimiento por el compromiso con la organización, otra escrita desde Managua por su compañero Elías Berezueta con fecha 18 de junio de 1980 y una última escrita por Neptalí Ulcuango desde Quito en 1980 en donde se comunicaba luego de varios trámites la abolición de los impuestos a los terrenos de los campesinos de San Antonio.
Pero como todos las cosas tienen su sentido de ser entendió que aquella maleta llena de cosas contenía algo más que cosas, algo más que historias, algo mas de los que sus ojos veían y sus manos tocaban, asimiló y comprendió el mensaje que no estaba escrito, recordó las enseñanzas que su padre lo había repetido más de una vez, la perseverancia, la honradez, la puntualidad, el respeto, y sobre todo, su padre siempre lo había dicho mantén la fe en Dios; comprendió que conocía muy poco y que debía aprender más, prepararse para ser más humilde pero también para ser mejor, conocer para ser más persona, emprender y no decaer; cuando cojas el arado no mires para atrás decía su padre sabiamente basado en un versículo bíblico.
Luego de haber invadido aquel lugar secreto, de haber leído y revisado todo, una a una las ordenó intentando dejar en la misma ubicación todas las cosas de su padre, de aquel hombre que amó la vida pero también amó la muerte.

10 sept 2009

PASO A PASO

Autor: Efren Ubaldo Moscoso

El día 23 de agosto, en la casa sede de las reuniones, con la presencia de socios y socias de la Caja de Ahorro y crédito Ecos del Huallil se realizó la reunión anual para conocer el balance general, analizar el reglamento interno y tomar algunas decisiones que afectarán positivamente a nuestra organización.

La intención de este artículo no es dar información pormenorizada de esta reunión sino llevar a la autorreflexión y rescatar los aspectos fundamentales que constituyen la vida misma y el sentido de ser de este grupo familiar.

Primero quiero referirme a la esperanza que tenemos l@s soci@s para desafiar a la pobreza, la sencillez propia de personas humildes con ganas de superación con el afán de generar autocrítica de nuestra situación; al inicio, sin lugar a dudas, con miedo de hablar, de hacer preguntas, miedo a comprometerse en actividades que involucren responsabilidades, miedo a no poder hacer – qué puedo hacer si soy pobre, yo no puedo, no soy capaz - es decir, un miedo natural y muy humano, como diría Paulo Freire una auto desvalorización propia de l@s oprimidas/os.

Cuando tenemos esos temores e incertidumbres nos damos cuenta que estamos viv@s, que el camino que hemos escogido es una certeza para dar voz a los que no la tienen, que el trabajo que realizamos junt@s nos hará desarrollar una visión crítica del mundo en que vivimos, que las dificultades que se presenten son el termómetro para medir que seguimos caminando y también para darnos cuenta que el hecho de organizarnos no es por coincidencia sino que tiene una explicación y su sentido de ser; paso a paso se camina lejos dice un refrán expresado por la sabiduría popular de nuestro pueblo.

Somos seres complementari@s que desde distinto espacios apoyamos este proceso revolucionario, tod@s somos importantes dentro de esta agrupación multidisciplinaria: agricultor@s, jornaleros, taquiller@s, empleadas domésticas, obreros, estudiantes de colegio, universitari@s, profesionales en distintas ramas, es decir un mundo diverso agrupados frente a un problema común, con distintos niveles de comprometimiento, unos más otros menos; habrá un día que todos seamos una sola fuerza, hay que esperar, Eclesiastés lo dijo hace siglos “hay un tiempo para cada cosa y un momento para hacerla bajo el cielo”.

Lo segundo es que estamos generando una cultura del ahorro, “rico no te harás por cuanto ganas sino por lo que ahorras”, es interesante ver que niños y niñas por su propia voluntad han decidido ser soci@s y empiezan a ahorrar, no importa la cantidad que lo hagan, lo sustancial radica en que el ahorro es solidario, no con el afán de enriquecerse individualmente sino que crezcamos juntos, que al mismo tiempo que mejoremos nuestra economía también fortalezcamos nuestros valores familiares que lo hemos vivido con nuestros padres.

Finalmente quería aprovechar este espacio para agradecerles a cada un@ de ustedes por ser mi familia, por hacerme sentir orgulloso de pertenecer a ella, por aquel abrazo que nos hace erizar la piel y hace crecer nuestro afecto, por aquel estrechón de manos que nos permite sentir que estamos junt@s y asentir que nos estamos apoyando, por aquellas palabras que aún no se han dicho, por el cariño y la unidad familiar que por sobre todas las cosas debe prevalecer.

Gracias por todo.

27 ago 2009

MONTAÑAS DE MI TIERRA

Autor: Juan Ramiro Zúñiga Moscoso
“Quisiera tener la fuerza de los vientos
y la grandeza de las montañas
para abrazar a mi pueblo”
LOS KJARKAS

Montañas de mi tierra
Montañas de azules distancias
Sois el misterio que mi alma encierra,
El silencio encantado de soñadas estancias

Una mano invisible las hizo grandes
Y las sembró en las entrañas de la tierra
Enclavadas en el corazón de mis Andes
Engalanan soberbias a la altísima sierra

El dios de los Incas doró tu frente
Y resplandores de esmeralda y oro
Hay en ti orgulloso e indiferente,
Guardián milenario del tesoro

Montañas adoradas de mi niñez cautiva
Cuantas veces ahogué mi grito a sus plantas
Maldije mil veces los infortunios de la vida
Cuando fueron confidentes de mis penas tantas

Montañas queridas de mi ruin adolescencia
En las noches que la luna tus picachos alumbraba
En su colosal grandeza perdida la mirada mía
En imposibles sueños mi mente deliraba

Montañas que abrazan al pueblo mío
Fieles guardianes que por los siglos moran
Voces silenciosas de la garúa y el estío
Donde el viento y la soledad su melodía entonan

Estructuras loables de roca y granito
De la asombrosa naturaleza el fruto
Turquíes moles confundidas en el infinito;
Con tus cumbres dominando el horizonte abrupto

Tu secular e ignota historia de piedra
Santuario sagrado de mis antepasados
Son testigos el húmedo musgo y la hiedra
De sus misteriosos secretos adorados

De su enhiesta cima divisan en lontananza
Al arroyo cantarino, hijo de las alturas
Los verdes prados, los campos de labranza
O el aurífero río emblema de tu bravura

Señoras del monte pardo donde pacen liebres
El ave errante mora y corretea la gacela
De la tierra cubierta de doradas mieses
O del humilde campesino que labra su parcela

Testigos de las contiendas de mi Pacha Mama
Vieron pasar serenas e indiferentes cuantos lustros
Y esa sangre aborigen que en tu suelo se derrama
Sangre, semilla fecunda de mis ancestros

Benditas montañas de la tierra amada
Que acogen a mi pueblo dormido
En tu regazo cubierto de verde esmeralda
Yace en alucinante letargo de dolor y olvido

Montañas mías dejen que mi último suspiro
Pueda yo exhalarlo a sus pies milenarios
Y dejen que luego se pierdan mis cenizas
Entre la tibieza de tus fecundas entrañas
Pues ¿no es cierto que mi cuerpo un día
Tendrá que volver a tu misma esencia?

11 ago 2009

DESPUÉS DE TODO; TENEMOS NUEVA CANCHA

Autor: Diego Moscoso

A pesar del cansancio físico que mi cuerpo aun experimenta, me siento tan feliz porque nuestra labor en la minga fue indudablemente perfecta. El domingo 09 de agosto del 2009 se llevó a cabo uno de los primeros acercamientos prácticos en la descendencia de Don Ángel, digo uno de los primeros por que los anteriores han sido sobretodo verbales.
Con la lluvia en nuestros hombros llegamos, un@s de Sigsig, Otr@s de Gualaceo, quizá de Cuenca y claro de San Antonio mismo, Algun@s más temprano que Otr@s, pero al final la mayoría jugamos el partido inaugural en nuestra Cancha, desde ahora la cancha de los Moscoso; todo fue interesante, talvez me falte espacio para describirlo por eso haré un gran esfuerzo para resumir nuestra experiencia.
Cuatro carretillas –una de ellas pirata-, mas palas que picos, con barreta, cincel, combo, piola, estacas, nivel y buena voluntad inició el trazado de la cancha Don Mario al frente de la obra, los demás distribuidos en diferentes áreas, piqueando, cargando, carretillando, entre risas, recuerdos, historias. Un@s mas hacendosos que otr@s, otr@s mas hablador@s que un@s pero tod@s con un mismo objetivo en la cabeza, terminar esa misma tarde la cancha, esa cancha que no tan solo sería el espacio para jugar indoor o Boley, sino el espacio idóneo y necesario de interacción, de charla, pensamientos, sueños y risas entusiastas.
Luego de la “leche de tigre” continuemos con fuerza y ganas, bueno quizá no todos, dos de nosotros tuvimos que sobrellevar una resaca –chuchaqui- irresponsablemente causado por la fiesta de la noche anterior.
Nuestros estómagos pedían comida, decidimos entonces “es hora de comer”, ¿que trajiste de tonga? esa pregunta que tanto utilizamos a la hora del recreo en la escuela nos cayo como anillo al dedo en nuestra minga; la dieta común arroz, acompañada de papas, habas, lentejas, huevos, quesillo, canguil, hasta pollo creo que había y claro del mote –hizo falta el dulce de Mamita Chahuina-; tan solo fotos y recuerdos pueden describir correctamente nuestra vivencia.
Avanzada la tarde continuamos, con más guambras, mas bulla, menos fuerza pero si con el mismo entusiasmo, una capa, otra capa, y más tierra por cargar en las carretillas, una que otra ampolla en las manos, atropellos a transeúntes indiscretos por los choferes aprendices pero sin mayores percances, algunos de quienes iniciaron la minga tuvieron que retirarse antes de terminar el trabajo, sin embargo los que si quedamos seguimos y como podemos certificar, terminamos la cancha.
Exhaustos, hambrientos y contentos observamos el fruto de nuestro esfuerzo, el potrero había tomado forma de cancha y ahora si tenemos cancha nueva, solo es cuestión de que el terreno se acostumbre a nuestras pisadas y que la hierba empiece a crecer como nuestros sueños siguen naciendo y creciendo, estamos convencidos de que así será, y como diría Papacito Ángel “ve pues, ¿qué están haciendo estos guambras?” pues simplemente estamos siendo y haciendo lo que él hubiera querido que seamos, una gran familia unida en nuestras metas y en la lucha que él mismo inicio.
Gracias, es la palabra que encuentro como la mas idónea para expresar mi satisfacción no tan solo por el resultado de la minga sino por pertenecer a esta familia que cobijo mi existencia, por el entusiasmo que transmite nuestra unión y acomodando el criterio de Efrén al mío, “UNIDOS SOMOS FUERTES”- invencibles como la sangre de campeones, de verdad GRACIAS.

Fotografías













5 ago 2009

“La tierra que nos cobijó”

Autor: Jorge Moscoso Z


Quise utilizar como título, una de las expresiones utilizadas por Efrén -mi tío-, en un artículo que antecede al presente, y es que esa frase hace referencia a aquel pueblito que todos recordamos con añoranza por que es ahí, en ese lugar, en el que disfrutamos de una etapa maravillosa de nuestra vida, nuestra niñez, quién de los que vivimos ahí, no recuerda aquellos atardeceres en los cuales, con un saquillo en la mano, corríamos por aquellos parajes rumbo al potrero a cortar yerba para los cuyes; actividad que en aquellos tiempos nos causaba contrariedad por ser una rutina diaria, más, la posibilidad de encontrarnos con nuestros vecinos o primos, nos hacía olvidar la obligación hasta muy entrada la noche, recién ahí nos acordábamos de “coger la yerba”, mientras tanto desde nuestras casas un poco lejanas escuchábamos el eco de las voces de nuestros padres increpándonos a apurarnos, después de todo ya habíamos corrido por todo el “llano” detrás de una pelota o ya habíamos ensuciado nuestras manos y nuestra ropa con el barro de las acequias, de las cuales extraíamos la materia prima para elaborar figurillas que serían nuestro trofeo después de secarse al calor del sol a escondidas debajo de los sigsales, o de caso contrario ya nos habíamos cansado de pescar “chufles” en los posos de agua, etc., etc., etc.

Días felices que quedan en nuestra memoria para nunca borrarse, pues son nuestra razón de ser, de sentir, de expresar en éstas líneas lo que fue, lo que amamos y lo que nunca olvidaremos, por que nuestra tierra, “la tierra que nos cobijó” es aquel paraje impresionante y acogedor, al cual podemos volver la mirada después de habernos dado un brinco por otros lares y no haber encontrar en ellos el calor que solo nuestra tierra puede darnos.

Ahí, en donde habitan nuestros familiares más cercanos, ahí en donde podemos percibir aun las pisadas frescas de nuestros padres, ahí en donde queda impregnado en el viento el recuerdo de nuestro abuelo ANGEL, ahí, en esa tierra, es en donde nuestras manos deben palpar y nuestros pies deben pisar con la sensación de sentirla nuestra, siempre, por que esa tierra es la única que puede darnos identidad.

Solo es cuestión de recordar para volver a vivir todo aquello que fue; pero no queremos que sea solo cuestión de recordar, queremos vivir esa realidad ahora mismo.

JACARQUEÑ@

Autor. Efrén Ubaldo Moscoso

Quién diría que lo que hace algunos años era un gentilicio cuya connotación tenía alcances peyorativos y discriminatorios, hoy, luego de mucho tiempo de autoafirmarnos, de ir fortaleciendo nuestra identidad, de elevar nuestra autoestima y después de un largo proceso de reconstrucción en forma individual y colectiva resurge con fuerza el nombre jacarqueñ@ y nuestra autopercepción es el de sentirnos orgullos@s de aquella tierra que nos cobijó y nos vio nacer.

No se sabe a ciencia cierta el significado toponímico de este lugar, al respecto existe algunas acepciones pero sin un sustento científico, para unos Jacarcar significa una planta nativa que existió en la zona, otros lo relacionan con una roca grande y fuerte, también existió la creencia que en este lugar habían mujeres de pelo amarillo y ojos azules que lo comparaban con el color de las flores de la planta de Jacarcar.

Sin embargo, lo que en este momento nos interesa expresar es que nos sentimos honrados de saber quienes somos, de sentirnos parte de este pueblo y de compartir una misma raíz histórica; atrás quedó ese miedo de presentarnos como hij@s de esta tierra o que nos digan “sucos”, “blancos”, “jacarmucos”. Nuestros hombres y mujeres se han reivindicado y ahora somos tomados en cuenta, consultados, nos piden opinión, somos de San Antonio de Jacarcar, o jacarqueños, como sea, no hay problema.

No es para menos mencionar que en esta comunidad han existido grandes líderes y liderezas que inteligentemente han generado cambios y que seguramente nos dejaron un legado de aprendizajes que hoy lo estamos viendo florecer, que existen hombres y mujeres trabajador@s y emprendedor@s que desde el lugar donde se encuentran aportan significativamente al desarrollo de la sociedad.

La situación actual nos hace pensar que vamos a estar mejor, por primera vez en la historia tenemos a un líder de San Antonio de Jacarcar como presidente de la Junta Parroquial de Cutchil, esto prevé que nuestra identidad también se va a fortalecer, que las condiciones de vida van a mejorar, que podemos ser los generadores de ideas que permitan un desarrollo integral, que participemos para que la parroquia a la cual pertenecemos- Cutchil- sea una de las mejores del cantón.

Nuestra tierra Jacarcar, allí nacimos y aprendimos a distinguir entre lo bueno y lo malo, a que el trabajo diario desempeñado con honestidad es nuestra plegaria al Creador de todas las cosas. En esta tierra nos enamoramos, nos encamotamos, allí amamos, fuimos felices, también a veces tuvimos dolor y sufrimiento, pero claro estábamos en nuestra casa. Allí encontramos silenciosamente talentosas y hermosas mujeres, recordemos algunas que forman parte tan solo de un segmento de la población y que han tenido la oportunidad de representarnos a nivel parroquial, en los últimos tres años las reinas de la parroquia Cutchil son de San Antonio de Jacarcar, María Elena Zúñiga, Maruja León y en este año Alexandra Moscoso. Que tal?.

Por otro lado, también es importante reconocer que mucha gente ha tenido que salir a otros lares por cuestiones de trabajo, para mejorar el nivel de vida, estudiar, en fin, muchas razones, sin embargo, el sentido de pertenencia a la tierra se ha fortalecido, quién no quisiera volver a dar un paseo por el majestuoso Huallil, por Amorgeo, por la Represa y admirar la exuberante vegetación, el paisaje irrepetible y también disfrutar de una variada gastronomía: un cuy asado con papas, un mote pata, tortillas de maíz, las huicupas hechas de harina de maíz pelado, el mote pillo…etc.

¡Sobran razones para amar a nuestra tierra!

30 jul 2009

COMPAÑERO ANGEL

Autor: Efrén Ubaldo Moscoso

…Con el machete en el brazo, un sombrero de paja, un cigarro en los labios, llevando en sus hombros lo que la tierra a transformado en alimento para su familia, con sus manos endurecidas y callosas; caminaba solo, contemplando el campo, persiguiendo meditabundo alguna idea inconclusa perdida en el camino, llevando entre sus puños alguna rabia de la miseria humana, conversando consigo mismo, preguntándose e intentando encontrar respuestas o alguna señal invisible o queriendo ver las cosas que otros no podían ver.

Mientras hago el recorrido mental y trato de visualizar para escribir nuestra historia, pienso nuevamente en aquel líder – mi padre Ángel Moscoso- pero ahora acompañado de sus hermanos Santiago, Agustín y de su esposa Rosa Zúñiga, sus compañeros Cristóbal Zúñiga, Arminda Zúñiga y Luis Zúñiga, probablemente habían otras personas más.

Para comprender los cambios que se dieron es necesario retroceder al pasado. Imaginemos a la comunidad de San Antonio de esta manera:

Sin carretera: para salir a la cabecera cantonal Sígsig, la gente tenía que caminar dos horas, generalmente madrugaban con el canto del gallo, el reloj para aquellos tiempos era ajeno a cada persona, los modernos celulares ni siquiera se conocían. Levantarse implicaba prender el farol de kérex que alumbraba con una luz agónica proyectando sombras de fantasmas en los rincones de las habitaciones, luego iniciaban el largo camino, sin antes encomendarse a miles de Santos para pasar por la temida Loma de Pinllo, famosa por los innumerables ruidos satánicos, de almas en pena, de duendes, de asaltantes, en fin, de historias de miedo y terror.

La escuela antigua, que ahora solo quedan paredes viejas, tejas rotas, tablas alzadas como dejando escapar miles de historias felices y recuerdos truncados, ahora solo queda aquello. Era solo una aula en donde asistían seis grados con niños y niñas de San Antonio, de Sarar – en esta comunidad aún no existía la escuela- todos los niños y niñas de esa comunidad venían a la nuestra, y hasta de Gutún porque en San Antonio se ofrecía hasta el quinto y sexto grado, cosa que no tenían las comunidades vecinas.

Existían tremendas brechas de desigualdad entre hombres y mujeres al extremo que algunas personas pensaban que las mujeres ni siquiera debían terminar la primaria porque equivocadamente hacían esta comparación “las puercas para parir no necesitaban estudiar” relacionándolo con que las mujeres para tener hijos no necesitaban ir a la escuela. El único rol asignado a las mujeres era el de tener hijos y criarlos, eliminando las posibilidades de que hombres y mujeres somos seres con iguales capacidades aunque la sociedad no les de las mismas oportunidades.

Por otro lado, la iglesia tradicional había incidido fuertemente en la actitud de la gente, llevándolo a un estado de domesticación y de obediencia ciega, lo que decía el cura era la última palabra, por lo tanto ser pobres era bueno y era normal, ser obedientes también. Dios era concebido como castigador y cruel, la mayoría de gente estaba de acuerdo con aquello. Esto tenía que cambiar pero había un largo camino que recorrer; superar la pobreza, no solo la pobreza económica creada por el mismo hombre, sino la pobreza de poder participar, de poder pensar, de poder rechazar a los opresores. Los pobres generalmente no tienen voz, viven en una cultura del silencio.

Dentro de este contexto, tomar conciencia fue el primer paso, para esto fue necesario conversar, reflexionar, discutir. Tomar conciencia significa que las personas se dan cuenta de que algo está pasando, algo anda mal, existe alguna injusticia que obstaculiza que vivan bien, tomar conciencia de que pobres no somos porque Dios lo dispuso así sino por la mala distribución de las riquezas, o como sentencia un slogan “aquello que le sobra al otro es justamente lo que me hace falta”. La organización comunitaria fue una estrategia que ayudó conocer, analizar y reflexionar estos problemas.

En la comunidad de San Antonio hubo intensos momentos de reflexión acerca de esta realidad. La década del 70 fue fundamental para definir los cambios que se avecinaban. La iglesia progresista dio un gran impulso unida a ella la corriente socialista generada a través de la Unión Campesina del Azuay UNAZAY y las organizaciones de base. Los líderes y liderezas de San Antonio iniciaron un profundo proceso de capacitación con talleres, reuniones, congresos que generalmente se desarrollaron en Cuenca, algunos en Quito; los temas también eran variados: fortalecimiento organizacional, derechos humanos y de las mujeres, tenencia de la tierra, grupos monopólicos, el trabajo campesino y obrero, el capitalismo, socialismo, comunismo, análisis de la realidad local y nacional, implementación de microproyectos productivos, entre otros.

Todos los sábados la gente se reunía en la escuela antigua, allí se realizaban la famosas asambleas, Ángel Moscoso como presidente iba a los cursos en Cuenca para recibir el conocimiento de parte de sus compañer@s Milton Cáceres, Enriqueta Martínez, Piedad Robles, Manuel Montero, Pepe Guazhima y regresaba para organizar a la gente, para trabajar, para luchar.

Estas asambleas fueron catalogadas de insurrectas por personas de la misma comunidad y que tuvieron una gran incapacidad para entender los cambios (Celso León, Ernesto Zúñiga, Alcibíades Zúñiga, Ernesto Zúñiga, Benigno Zúñiga) y también por gente de las comunidades vecinas de Sarar, Buena Vista, Gutún Los de San Antonio eran asambleístas[1], comunistas, mucho peor los Moscoso; la gente contraria dio fuerte lucha y resistencia a los cambios, incluso llegaron hasta la agresión física. En el siguiente párrafo se resume una de tantas anécdotas.

Era la fiesta de san Antonio, por la noche se proyectó una película sobre la guerra Sandinista de Nicaragua – el generador de luz eléctrica fue cargado por cuatro personas desde Cutchil hasta San Antonio- Al día siguiente se realizaron todas las actividades: misa, bazar, torneo de cintas a caballo, etc. Ya de regreso a casa mi padre y su hermano Santiago caminaban rumbo sus hogares, a la altura de la escuela, de pronto fueron interrumpidos por un grupo de personas: mujeres y hombres quienes les gritaban ¡comunistas!, ¡comunistas!, ¡comunistas!.- ser comunista en aquellos tiempos era considerado como pecado y Fidel Castro como un demonio- Sin embargo los dos hermanos no les hicieron caso y siguieron caminando; al pasar por la casa de la Señora Carmelina provocan el primer empujón intentando agredirles y obtener respuesta. Caminaron un poco más y al llegar a la casa de Don Humberto Zúñiga se dio la pelea campal, eran dos contra algunos, pero estaban saliendo bien librados, vi a mi padre dar un puñete a un mezquino provocador y majadero, le apodaban ¨Correa¨, quien voló por encima de un cerco de moras y cayó en una picota de chancho, mientras intentaba incorporarse con un olor nauseabundo en su ropa, tres mujeres daban de golpes a Santiago Moscoso quien estaba sentado en la acequia de agua producto de un empujón, sin reacción y sin poderse levantar. Luego los dos dieron parejo y la pelea se dispersó, sin embargo los gritos siguieron retumbando en las quebradas ¡comunistas!, ¡comunistas!, ¡comunistas!, y devolviendo el eco contra los mismos agresores, se alejaban con impotencia y cobardía, mientras mi padre y Santiago caminaban orondos y sonrientes por el filo de la loma como diciendo –con nosotros no se metan hijueputas-
Semana tras semana, la organización se fortalecía, la iglesia tradicional fue sustituida por una con rostro humano que tome en cuenta los problemas de la gente, más reflexiva y participativa; se formó el grupo de mujeres con su presidenta Rosa Isaurina Zúñiga e impulsaron una microempresa que consistió en un taller de sastrería, la gente se capacitó, se informó, se realizaron huertos comunitarios donde ahora es la escuela nueva, se gestionó para el cambio del sitio de la escuela con nuevas aulas escolares.

Ángel Moscoso lideró y puso al hombro la comunidad para tramitar y hacer que se elimine los impuestos a las tierras de los campesinos de la comunidad, para esto tuvo que realizar varios viajes a Cuenca y a Quito, conversar con un líder histórico como Neptalí Ullcuango, quien también visitó San Antonio y finalmente, luego de varios trámites lograr que se rebajen los impuestos para beneficio de todos los habitantes de la comunidad. Allí si estuvieron personas que nunca colaboraban, algunos que ya nombramos anteriormente, perros majaderos metidos el rabo debajo de las piernas, personas sin sangre en la cara para pedir “a mí también anote don Ángel, solicitando que les haga constar en la lista de personas que iban a beneficiarse de esta rebaja, Son hechos que la gente con una gran ingratitud ha olvidado fácilmente y otros en cambio lo desconocen porque no se ha transmitido a las nuevas generaciones.

Son razones por las que es necesario que primero conozcamos nuestra historia, aquella que está más cercana a nosotr@s, nuestra historia local por que es nuestra y nos pertenece. Admiremos a nuestros líderes que nos dejaron una gran enseñanza, a mi padre que entregó gran parte de su vida a luchar por la comunidad y que injustamente ahora ya ni se lo nombre; lo que ahora es San Antonio tiene mucho que ver con los líderes de años atrás y; lo segundo es que consideremos que nuestra unión es nuestro camino, nuestro camino lo construiremos junt@s, unidos somos fuertes, si somos fuertes quien podrá contra nosotr@s, que esto nos de fuerza para unirnos y seguir caminando junt@s, que nos permita pensar en el mañana y no perder la esperanza.

[1] Asambleístas era el calificativo que las personas que no estaban de acuerdo con la organización designaban a las personas que lideraban la organización de San Antonio

24 jul 2009

LA VIDA EN ESTADO NATURAL.

Por: Diego Moscoso

Éste es el paisaje que vio crecer cada cuerpo, cada idea, cada sueño de los Habitantes de San Antonio, mejor dicho de los Jacarqueños, la caminata hacia al Amorgeo-Represa no simplemente significa un recorrido por vacaciones; sino que encontramos la oportunidad propicia para conjugar metas, estrechar manos y degustar deliciosas tongas y por que no de un traguito, acompañado de las risas de chicos y grandes… inevitablemente inolvidable…
Estas fotos han sido tomadas por nuestra fotógrafa cuasi oficial Adrianita Moscoso, para ella nuestro sincero agradecimiento.