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Asociación Ecos del Huallil - Caja de Ahorro y Crédito "Ecos del Huallil"
San Antonio, Cuchil, Sigsig, Azuay.

Diego Moscoso - Administrador del Blog
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14 jun 2010

Para debate...

Un artículo publicado por el comercio que puede generar polémicas por la carencia y limitación de información utilizada; analicemos juntos-as esta publicación a cerca de nuestra comunidad.
"LA ATRACCIÓN Y EL AMOR ENTRE PRIMOS NO TIENEN BARRERAS EN SAN ANTONIO"
Lineida Castillo, Red. Cuenca

En la parte alta de Amorgeo, en medio de maizales y árboles frutales que se pierden entre las montañas, está San Antonio de Jacarcar, perteneciente a la parroquia Cutchil.
En este caserío con casas de teja y adobe, a 25 kilómetros al noroeste de cantón azuayo de Sígsig, viven 120 familias. En esta aldea de agricultores se vive en familia. No por la amistad de los vecinos, sino por el grado de consanguinidad de los matrimonios.
Las parejas se unen o se casan con primos o sobrinos en segundo grado y a casi nadie le preocupa. En la comunidad que en la Colonia fue asentamiento español sólo viven familias de apellidos Álvarez, Moscoso, Zúñiga, Román y Brito. Casi todos tienen la misma fisonomía: tez blanca, cabello claro y ojos verdes. Son inconfundibles cuando salen a las comunidades vecinas. Gabino Zúñiga, de 40 años, confirma la tendencia.
Él se casó hace cinco años con Cumandá Zúñiga, hija de su prima. Con su esposa aún no han procreado hijos. Pero admite que le asusta la idea de traer al mundo un bebé con algún tipo de deficiencias o deformaciones.
Hace tres meses se casaron los primos Rosa (20) y Ángel Román (24); hace nueve años Dorila (35) y Franco Brito (38); y hace más de 20, Lilia Zúñiga (38) y Florentín Brito (40). Por las edades de las parejas se confirma que esta afinidad no es reciente.
Gabino evoca que, antiguamente, estas relaciones marcaron una forma de vida del pueblo. “Nuestros tatarabuelos, abuelos y padres se enlazaron con sus parientes”. Incluso, recuerda que sus abuelos le contaron que en la fiesta del patrono se decía “amañen a San Antonio para que la juventud se quede y no salga”.
Precisamente, estas fiestas marcaban y marcan el inicio de las relaciones de novios y esposos. Los habitantes de San Antonio vivían desconectados de la ciudad. Para los jóvenes las fiestas eran la única oportunidad de relacionarse.
Pero, al mismo tiempo teníamos recelo y nuestros padres nos prohibían acercarnos a los afuereños, recuerda Gabino. “Por eso siempre preferíamos bailar con nuestras primas, sobrinas, hermanas y tías”. Allí nace esa atracción.
Ni siquiera la Iglesia Católica logró poner freno. Hace algún tiempo, recuerda Lilia Zúñiga, que el sacerdote Pedro S. coartó las relaciones entre familias y amenazó con excomulgar a los fieles. “Pero no prosperó”.
Casi todas las parejas viven unidas. La Ley Canónica (iglesia) prohíbe el matrimonio entre los ascendientes y descendientes. Por ahora en San Antonio, los clérigos sólo insisten en los problemas de salud que podrían presentarse.
Según Jaime Quizhpe, del Área de Salud de Sígsig, en San Antonio, no hay registros de nacimientos de menores con malformaciones. Sólo esporádicos casos de niños que sufren de epilepsia, albinos o otras enfermedades que no necesariamente se deben al parentesco de los padres.

Para que no olvide

La consanguinidades la relación de sangre entre personas que descienden de un ancestro común. Casi todas las culturas prohíben los matrimonios consanguíneos por la estabilidad familiar.

Se demostró científicamente que de las relaciones sexuales entre familiares hay consecuencias genéticas negativas para los hijos.

Hay varios grados de parentesco: son en línea directa (padre-hija-nieta). En segundo de la línea colateral (hermanos), en tercer grado (tío-sobrina), en cuarto grado (primos).

Tomado de El Comercio.