BIENVENIDA/O

Asociación Ecos del Huallil - Caja de Ahorro y Crédito "Ecos del Huallil"
San Antonio, Cuchil, Sigsig, Azuay.

Diego Moscoso - Administrador del Blog
cac.ecosdelhuallil@gmail.com

27 ago 2009

MONTAÑAS DE MI TIERRA

Autor: Juan Ramiro Zúñiga Moscoso
“Quisiera tener la fuerza de los vientos
y la grandeza de las montañas
para abrazar a mi pueblo”
LOS KJARKAS

Montañas de mi tierra
Montañas de azules distancias
Sois el misterio que mi alma encierra,
El silencio encantado de soñadas estancias

Una mano invisible las hizo grandes
Y las sembró en las entrañas de la tierra
Enclavadas en el corazón de mis Andes
Engalanan soberbias a la altísima sierra

El dios de los Incas doró tu frente
Y resplandores de esmeralda y oro
Hay en ti orgulloso e indiferente,
Guardián milenario del tesoro

Montañas adoradas de mi niñez cautiva
Cuantas veces ahogué mi grito a sus plantas
Maldije mil veces los infortunios de la vida
Cuando fueron confidentes de mis penas tantas

Montañas queridas de mi ruin adolescencia
En las noches que la luna tus picachos alumbraba
En su colosal grandeza perdida la mirada mía
En imposibles sueños mi mente deliraba

Montañas que abrazan al pueblo mío
Fieles guardianes que por los siglos moran
Voces silenciosas de la garúa y el estío
Donde el viento y la soledad su melodía entonan

Estructuras loables de roca y granito
De la asombrosa naturaleza el fruto
Turquíes moles confundidas en el infinito;
Con tus cumbres dominando el horizonte abrupto

Tu secular e ignota historia de piedra
Santuario sagrado de mis antepasados
Son testigos el húmedo musgo y la hiedra
De sus misteriosos secretos adorados

De su enhiesta cima divisan en lontananza
Al arroyo cantarino, hijo de las alturas
Los verdes prados, los campos de labranza
O el aurífero río emblema de tu bravura

Señoras del monte pardo donde pacen liebres
El ave errante mora y corretea la gacela
De la tierra cubierta de doradas mieses
O del humilde campesino que labra su parcela

Testigos de las contiendas de mi Pacha Mama
Vieron pasar serenas e indiferentes cuantos lustros
Y esa sangre aborigen que en tu suelo se derrama
Sangre, semilla fecunda de mis ancestros

Benditas montañas de la tierra amada
Que acogen a mi pueblo dormido
En tu regazo cubierto de verde esmeralda
Yace en alucinante letargo de dolor y olvido

Montañas mías dejen que mi último suspiro
Pueda yo exhalarlo a sus pies milenarios
Y dejen que luego se pierdan mis cenizas
Entre la tibieza de tus fecundas entrañas
Pues ¿no es cierto que mi cuerpo un día
Tendrá que volver a tu misma esencia?

11 ago 2009

DESPUÉS DE TODO; TENEMOS NUEVA CANCHA

Autor: Diego Moscoso

A pesar del cansancio físico que mi cuerpo aun experimenta, me siento tan feliz porque nuestra labor en la minga fue indudablemente perfecta. El domingo 09 de agosto del 2009 se llevó a cabo uno de los primeros acercamientos prácticos en la descendencia de Don Ángel, digo uno de los primeros por que los anteriores han sido sobretodo verbales.
Con la lluvia en nuestros hombros llegamos, un@s de Sigsig, Otr@s de Gualaceo, quizá de Cuenca y claro de San Antonio mismo, Algun@s más temprano que Otr@s, pero al final la mayoría jugamos el partido inaugural en nuestra Cancha, desde ahora la cancha de los Moscoso; todo fue interesante, talvez me falte espacio para describirlo por eso haré un gran esfuerzo para resumir nuestra experiencia.
Cuatro carretillas –una de ellas pirata-, mas palas que picos, con barreta, cincel, combo, piola, estacas, nivel y buena voluntad inició el trazado de la cancha Don Mario al frente de la obra, los demás distribuidos en diferentes áreas, piqueando, cargando, carretillando, entre risas, recuerdos, historias. Un@s mas hacendosos que otr@s, otr@s mas hablador@s que un@s pero tod@s con un mismo objetivo en la cabeza, terminar esa misma tarde la cancha, esa cancha que no tan solo sería el espacio para jugar indoor o Boley, sino el espacio idóneo y necesario de interacción, de charla, pensamientos, sueños y risas entusiastas.
Luego de la “leche de tigre” continuemos con fuerza y ganas, bueno quizá no todos, dos de nosotros tuvimos que sobrellevar una resaca –chuchaqui- irresponsablemente causado por la fiesta de la noche anterior.
Nuestros estómagos pedían comida, decidimos entonces “es hora de comer”, ¿que trajiste de tonga? esa pregunta que tanto utilizamos a la hora del recreo en la escuela nos cayo como anillo al dedo en nuestra minga; la dieta común arroz, acompañada de papas, habas, lentejas, huevos, quesillo, canguil, hasta pollo creo que había y claro del mote –hizo falta el dulce de Mamita Chahuina-; tan solo fotos y recuerdos pueden describir correctamente nuestra vivencia.
Avanzada la tarde continuamos, con más guambras, mas bulla, menos fuerza pero si con el mismo entusiasmo, una capa, otra capa, y más tierra por cargar en las carretillas, una que otra ampolla en las manos, atropellos a transeúntes indiscretos por los choferes aprendices pero sin mayores percances, algunos de quienes iniciaron la minga tuvieron que retirarse antes de terminar el trabajo, sin embargo los que si quedamos seguimos y como podemos certificar, terminamos la cancha.
Exhaustos, hambrientos y contentos observamos el fruto de nuestro esfuerzo, el potrero había tomado forma de cancha y ahora si tenemos cancha nueva, solo es cuestión de que el terreno se acostumbre a nuestras pisadas y que la hierba empiece a crecer como nuestros sueños siguen naciendo y creciendo, estamos convencidos de que así será, y como diría Papacito Ángel “ve pues, ¿qué están haciendo estos guambras?” pues simplemente estamos siendo y haciendo lo que él hubiera querido que seamos, una gran familia unida en nuestras metas y en la lucha que él mismo inicio.
Gracias, es la palabra que encuentro como la mas idónea para expresar mi satisfacción no tan solo por el resultado de la minga sino por pertenecer a esta familia que cobijo mi existencia, por el entusiasmo que transmite nuestra unión y acomodando el criterio de Efrén al mío, “UNIDOS SOMOS FUERTES”- invencibles como la sangre de campeones, de verdad GRACIAS.

Fotografías













5 ago 2009

“La tierra que nos cobijó”

Autor: Jorge Moscoso Z


Quise utilizar como título, una de las expresiones utilizadas por Efrén -mi tío-, en un artículo que antecede al presente, y es que esa frase hace referencia a aquel pueblito que todos recordamos con añoranza por que es ahí, en ese lugar, en el que disfrutamos de una etapa maravillosa de nuestra vida, nuestra niñez, quién de los que vivimos ahí, no recuerda aquellos atardeceres en los cuales, con un saquillo en la mano, corríamos por aquellos parajes rumbo al potrero a cortar yerba para los cuyes; actividad que en aquellos tiempos nos causaba contrariedad por ser una rutina diaria, más, la posibilidad de encontrarnos con nuestros vecinos o primos, nos hacía olvidar la obligación hasta muy entrada la noche, recién ahí nos acordábamos de “coger la yerba”, mientras tanto desde nuestras casas un poco lejanas escuchábamos el eco de las voces de nuestros padres increpándonos a apurarnos, después de todo ya habíamos corrido por todo el “llano” detrás de una pelota o ya habíamos ensuciado nuestras manos y nuestra ropa con el barro de las acequias, de las cuales extraíamos la materia prima para elaborar figurillas que serían nuestro trofeo después de secarse al calor del sol a escondidas debajo de los sigsales, o de caso contrario ya nos habíamos cansado de pescar “chufles” en los posos de agua, etc., etc., etc.

Días felices que quedan en nuestra memoria para nunca borrarse, pues son nuestra razón de ser, de sentir, de expresar en éstas líneas lo que fue, lo que amamos y lo que nunca olvidaremos, por que nuestra tierra, “la tierra que nos cobijó” es aquel paraje impresionante y acogedor, al cual podemos volver la mirada después de habernos dado un brinco por otros lares y no haber encontrar en ellos el calor que solo nuestra tierra puede darnos.

Ahí, en donde habitan nuestros familiares más cercanos, ahí en donde podemos percibir aun las pisadas frescas de nuestros padres, ahí en donde queda impregnado en el viento el recuerdo de nuestro abuelo ANGEL, ahí, en esa tierra, es en donde nuestras manos deben palpar y nuestros pies deben pisar con la sensación de sentirla nuestra, siempre, por que esa tierra es la única que puede darnos identidad.

Solo es cuestión de recordar para volver a vivir todo aquello que fue; pero no queremos que sea solo cuestión de recordar, queremos vivir esa realidad ahora mismo.

JACARQUEÑ@

Autor. Efrén Ubaldo Moscoso

Quién diría que lo que hace algunos años era un gentilicio cuya connotación tenía alcances peyorativos y discriminatorios, hoy, luego de mucho tiempo de autoafirmarnos, de ir fortaleciendo nuestra identidad, de elevar nuestra autoestima y después de un largo proceso de reconstrucción en forma individual y colectiva resurge con fuerza el nombre jacarqueñ@ y nuestra autopercepción es el de sentirnos orgullos@s de aquella tierra que nos cobijó y nos vio nacer.

No se sabe a ciencia cierta el significado toponímico de este lugar, al respecto existe algunas acepciones pero sin un sustento científico, para unos Jacarcar significa una planta nativa que existió en la zona, otros lo relacionan con una roca grande y fuerte, también existió la creencia que en este lugar habían mujeres de pelo amarillo y ojos azules que lo comparaban con el color de las flores de la planta de Jacarcar.

Sin embargo, lo que en este momento nos interesa expresar es que nos sentimos honrados de saber quienes somos, de sentirnos parte de este pueblo y de compartir una misma raíz histórica; atrás quedó ese miedo de presentarnos como hij@s de esta tierra o que nos digan “sucos”, “blancos”, “jacarmucos”. Nuestros hombres y mujeres se han reivindicado y ahora somos tomados en cuenta, consultados, nos piden opinión, somos de San Antonio de Jacarcar, o jacarqueños, como sea, no hay problema.

No es para menos mencionar que en esta comunidad han existido grandes líderes y liderezas que inteligentemente han generado cambios y que seguramente nos dejaron un legado de aprendizajes que hoy lo estamos viendo florecer, que existen hombres y mujeres trabajador@s y emprendedor@s que desde el lugar donde se encuentran aportan significativamente al desarrollo de la sociedad.

La situación actual nos hace pensar que vamos a estar mejor, por primera vez en la historia tenemos a un líder de San Antonio de Jacarcar como presidente de la Junta Parroquial de Cutchil, esto prevé que nuestra identidad también se va a fortalecer, que las condiciones de vida van a mejorar, que podemos ser los generadores de ideas que permitan un desarrollo integral, que participemos para que la parroquia a la cual pertenecemos- Cutchil- sea una de las mejores del cantón.

Nuestra tierra Jacarcar, allí nacimos y aprendimos a distinguir entre lo bueno y lo malo, a que el trabajo diario desempeñado con honestidad es nuestra plegaria al Creador de todas las cosas. En esta tierra nos enamoramos, nos encamotamos, allí amamos, fuimos felices, también a veces tuvimos dolor y sufrimiento, pero claro estábamos en nuestra casa. Allí encontramos silenciosamente talentosas y hermosas mujeres, recordemos algunas que forman parte tan solo de un segmento de la población y que han tenido la oportunidad de representarnos a nivel parroquial, en los últimos tres años las reinas de la parroquia Cutchil son de San Antonio de Jacarcar, María Elena Zúñiga, Maruja León y en este año Alexandra Moscoso. Que tal?.

Por otro lado, también es importante reconocer que mucha gente ha tenido que salir a otros lares por cuestiones de trabajo, para mejorar el nivel de vida, estudiar, en fin, muchas razones, sin embargo, el sentido de pertenencia a la tierra se ha fortalecido, quién no quisiera volver a dar un paseo por el majestuoso Huallil, por Amorgeo, por la Represa y admirar la exuberante vegetación, el paisaje irrepetible y también disfrutar de una variada gastronomía: un cuy asado con papas, un mote pata, tortillas de maíz, las huicupas hechas de harina de maíz pelado, el mote pillo…etc.

¡Sobran razones para amar a nuestra tierra!