Autor: Jorge Oswaldo Moscoso Zúñiga
Hoy en la mañana, con el fin de enterarme sobre lo que está pasando en el país y como es mi costumbre siempre, encendí el televisor en el canal que mantiene muchas contradicciones con mis aspiraciones de acceder a información objetiva, pero que a veces me hace reír, Teleamazonas, no obstante, para enarbolar la esperanza mía, resulta que en ese preciso momento el canal estuvo en un corte comercial en el cual se promocionaba el concierto “CANTOS DE LIBERTAD”, seguidamente planté la mirada en la pantalla, agudicé mis oídos y todos mis sentidos para conocer cuales serán los grupos de música que estarán presentes en dicho concierto, William Luna, Maya Andina, Wuancara, Tupay, Savia Nueva, Los Kjarkas, Los Jayac, entre otros, estarán ahí, inmediatamente sentí como el cuerpo se me estremecía al saber que los grupos que inspiran mi razón de ser se presentarán en aquellas lejanas tierras norteñas, por un momento me imaginé en el concierto a pesar de la distancia y de las imposibilidades laborales, luego me pregunté por que éste tipo de eventos solo se realizan en Quito?
Hace ya más de dos años vinieron los Kjarkas a Cuenca, que alegría, con mucho tiempo de anticipación mis primos, primas, un tío y yo nos preparamos para ir al concierto, con ansiedad esperamos a que llegara el día esperado, y llegó, cuando fuimos al Coliseo Mayor de Deportes, hoy llamado también Jefferson Pérez, nos extasiábamos con los murmullos de las guitarras, charangos, zampoñas, que comenzaban a sonar para aperturar la participación de algunos grupos que precedieron a los Kjarkas, disfrutamos inmensamente de los sonidos que emitían aquellos instrumentos musicales que representaban nuestra esencia, pues crecimos envueltos en aquellos sonidos andinos trasmitidos por la radio o en muchas veces creados por la capacidad y las hábiles manos del Abuelo Angel, quien aprendió a acomodar las notas de la guitarra únicamente con verlas aunque no sabía su nombre, quien incluso fabricó una quena de su propio arte para hacer música, único cantor de aquellos tiempos en nuestra comunidad; una a una acompañamos las canciones de los diferentes grupos hasta quedar prácticamente sin habla por el esfuerzo que habíamos generado con nuestras gargantas.
Para nosotros aquel concierto significó lo mejor de lo mejor en cuanto a eventos de esta naturaleza se trata, sin embargo aquel escenario deportivo estuvo a medias, poca gente acudió a tan magnífico evento, situación que deshizo totalmente nuestra teoría de que teníamos que ir pronto para poder entrar.
Creo sinceramente que en Cuenca mucha gente poco valora el arte y vivencias expresadas en la música andina, latinoamericana, pocas manifestaciones se observan en la ciudad, los grupos que hacen este tipo de música siempre son invitados para “romper el hielo” y abrir el espectáculo de otros grupos que se dedican a un género diferente, en los locales donde se venden CD`s, la música que suena o los videos que se muestran son en su mayoría de aquellos grupos femeninos que a parte de cantar, lo que hacen es exhibir otros atributos, o aquellos grupos que no tienen ninguna capacidad de originar nuevas letras y melodías, que reinterpretan toda canción y la hacen tecnocumbia, por ejemplo El Cholero, es más conocido en su ritmo tecnocumbiero antes que el original interpretado por Tupay.
Esa es la respuesta entonces, el sentido por la música y la generación de identidad mediante ésta, tiene muy poca acogida por en la conciencia de mucha gente, a tal punto de perder la esencia de lo nuestro, de lo que nos constituye. Por otro lado, ritmos como el reggaetón, gustan mucho especialmente a los más jóvenes, invisibilizando las interpretaciones que nos delega a disfrutar de nuestra cultura, de la naturaleza, tradiciones y que generan conciencia sobre nuestra realidad social, económica, política e incluso religiosa.
En nuestra comunidad San Antonio la situación no es diferente, he escuchado a algunas personas decir que “es música de indios”, poco se aprecia y se ha apreciado los malabares de las manos del abuelo Angel, de Efrén, de Saulo, de Angel Junior, Moscosos, para entonar la guitarra y poco se cultiva el arte de hacer música en nuestra tierra, “la música es la esencia de los pueblos” por lo tanto hay que plantearnos el objetivo de trasformar dicha situación, por lo menos en nuestra comunidad.
Mientras tanto, a los que disfrutamos de la música flolklórica y latinoamericana, nos queda disfrutar aun más por los que no lo hacen, al fin y al cabo “de gustos y colores no discuten los doctores”